Alteraciones en el orgasmo

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Alteraciones en el orgasmo

 

Alteraciones en el orgasmo 

 

En los trastornos del orgasmo masculino se deben considerar los aspectos físicos (biológicos o médicos) y psicológicos.

Fisiología del orgasmo masculino

De la fisiología de la fase de orgasmo masculino interesa destacar que consta de tres subfases: emisión espermática, formación de la cámara de presión y expulsión seminal. En la emisión, la contracción de la musculatura genital interna (deferentes, vesículas seminales, próstata y glándulas auxiliares) transporta el conjunto del esperma, (espermatozoides y demás componentes del plasma seminal) hasta la uretra posterior. Seguidamente, por estímulo simpático se contraen los esfínteres uretrales interno y externo, en tanto que al relajarse la uretra inframontanal forma la llamada cámara de presión, que contiene el semen ahí secretado. Por último la contracción tónico-clónica de la musculatura periuretral y perineal aumenta la presión del semen acumulado en la uretra posterior, lo que fuerza la apertura y relajación del esfínter uretral externo estriado y proyecta el semen al exterior entre 3 y 5 emboladas.

Durante la emisión, la mayoría de hombres experimenta la sensación subjetiva de inminencia eyaculatoria o punto de no retorno. La conciencia o no de esta sensación es un aspecto interesante a considerar en el tratamiento de eyaculación precoz.

Aspectos psicológicos a tener en cuenta

El desconocimiento de la fisiología sexual masculina y las falsas creencias sobre el control eyaculatorio puede llevar a que algunos hombres se autocalifiquen de eyaculadores precoces. Por este motivo muchos de los hombres que llegan a consulta manifestando quejas sobre la rapidez de su respuesta no responden al diagnostico de una disfunción sexual, sino que pueden tener expectativas exageradas sobre su control eyaculatorio.

Los síntomas sexuales presentan un grado de intensidad muy distinto, así como son diferentes las circunstancias en las que pueden manifestarse en mayor o menor medida. Por esto se deberá valorar hasta qué punto el hombre o la pareja presentan una o varias disfunciones sexuales o simplemente necesitan información, aclaraciones tranquilizadoras. En particular, ante la eyaculación precoz podemos encontrarnos con parejas o chicos jóvenes, con poca experiencia y expectativas exageradas sobre el desempeño sexual.

Consideración a la orientación del deseo sexual del hombre

Como el resto de las disfunciones sexuales, los trastornos del orgasmo se dan en relaciones y/o parejas heterosexuales u homosexuales.

Aprender a entenderse y a tener influencia sobre el propio cuerpo permite disfrutar del sexo e implica responsabilizarse de su propia sexualidad

En la disfunción orgásmica masculina, bien se trate de eyaculación precoz o retardada, se hace referencia de manera fundamental a la intromisión intravaginal (relación heterosexual) por ser la queja más frecuente, tanto por ser mayoría la población heterosexual como porque la práctica del coito anal no está tan extendida dentro de las mismas relaciones heterosexuales, e incluso podemos encontrar que la disfunción se presente sólo ante el coito vaginal, pero no en el anal ni el oral.

En las relaciones homosexuales del varón homosexual, la disfunción del orgasmo masculino se presenta ante el coito anal. También podemos encontrar que, sin que se dé la penetración ni vaginal ni anal, el hombre considera que su respuesta es demasiado rápida interfiriendo en el encuentro sexual, aunque no se trate de penetración.

Las claves del diagnóstico y tratamiento son las mismas tanto si se trata de relaciones heterosexuales u homosexuales, como si la disfunción se presenta ante el coito vaginal, el anal, está generalizada a toda forma de coito o se da en otras prácticas sexuales.

Incumplimiento de la secuencia eyaculación-placer-orgasmo

En general se identifica eyaculación con orgasmo, aunque se pueden producir eyaculaciones no placenteras sin que medie ninguna explicación médica. Se cree que la principal razón es que el cerebro no percibe la sensación de la eyaculación, y si la recibe no las traduce como placer. El control de la eyaculación es una de las preocupaciones del varón cuando se enfrenta al encuentro amoroso. Utilizamos la palabra “enfrenta” porque en muchas ocasiones es la que mejor refleja el inicio de las relaciones amorosas, que se viven más como un reto que como un encuentro compartido de placer. Así, el momento preciso de la eyaculación, ni muy pronto, eyaculación precoz, ni muy tarde, eyaculación retardada, se convierte en preocupación predominante, que puede derivar en angustia. Las interferencias en este proceso impactan de manera negativa en el varón, minando su autoestima y, con frecuencia, llegando a deteriorar el conjunto de la relación de pareja

Anorgasmia femenina

El orgasmo femenino es un proceso complejo que tiene componentes biológicos, psicológicos y sociales. Estos últimos son claves, hasta el extremo de que estudios antropológicos demuestran que en aquellas culturas en que se permite que la mujer disfrute del sexo como lo hace el hombre, la mujer tiene orgasmos; mientras que en culturas que se censura el placer femenino, la mujer tiene muchas más dificultades para alcanzar un orgasmo. No en vano, la mente humana recibe los estímulos sexuales del cuerpo, pero su proceso no es algo mecánico. La respuesta a esos estímulos es procesada de acuerdo a unas normas de usos y costumbres aprendidos y practicados. Si la mujer tiene sentimientos positivos hacia el sexo, disfrutará de él. Por el contrario, si de manera consciente o inconsciente considera el sexo como algo peligroso y sucio, tendrá muy difícil su disfrute. La anorgasmia es la ausencia persistente del orgasmo después de una fase adecuada de excitación en la actividad sexual. Se trata de un problema que puede ser diagnosticado y tratado, y en la mayoría de las ocasiones, curado.

Causas de la anorgasmia

La falta de orgasmo puede durar toda la vida si no se ponen medios para remediarlo. En estos momentos se ha dado un paso muy importante: la mujer reivindica su necesidad, su gusto y su derecho al placer sexual. Por eso, en la actualidad, el orgasmo femenino se ha convertido en motivo recurrente cuando se habla de sexo. Sin embargo, han sido tantos los años en que se ha negado su existencia o su derecho que no es extraño que a un tipo de mujer no tan minoritario le resulte muy difícil conseguir un orgasmo de manera habitual o incluso no lo haya experimentado en ninguna ocasión.

Esta disfunción sexual se relaciona con el desconocimiento de la propia anatomía y función genital, en particular de la función del clítoris y de la eficacia de la estimulación. De manera tradicional se ha considerado al hombre responsable del placer, planteamiento que ha dañado a la sexualidad femenina y a la pareja, porque, además de ofrecer una visión machista de la sexualidad, limita la relación sexual al coito. Sin embargo, según los estudios, el coito no es lo más efectivo para provocar el orgasmo femenino. La estimulación directa del clítoris y de la zona de alrededor puede dar lugar a un orgasmo sin penetración en la vagina. Esto es lo que ocurre con la masturbación y en la relación manual y oral con un compañero. Desde luego, el orgasmo puede también producirse durante el coito, porque en estos momentos el clítoris es estimulado de forma indirecta: los movimientos de entrada y salida del pene constituyen una fricción del capuchón del clítoris, estimulando así este órgano. Además, con los movimientos de la pareja, la zona clitórica entra en contacto con el hueso púbico del hombre. De cualquier forma, que la mujer no viva un orgasmo durante el coito no quiere decir que no disfrute de la penetración. La penetración vaginal suele resultar una experiencia muy placentera y plena, aunque no se alcance el orgasmo a través de ella.

Soluciones

Conocimiento del cuerpo

En primer lugar, alcanzar el orgasmo depende del conocimiento que la mujer tenga de su cuerpo y de la habilidad que haya desarrollado para excitarse sexualmente. El orgasmo puede ser inducido por estimulación erótica genital y no genital. Hay mujeres que pueden orgasmar por caricias en los pechos. Otras refieren orgasmos durante el sueño. Toda la zona del clítoris y la pared anterior de la vagina son zonas de alta excitabilidad.

Condiciones adecuadas

La excitación sexual está influida por el estado físico: cansancio, enfermedad, convalecencia; el estado de ánimo: fatiga, distracción, enfado, preocupaciones; y otros factores de indudable importancia como son los niveles hormonales, la toma de anticonceptivos, la edad, o el uso de fármacos. También la situación concreta determina la capacidad de sentir placer. Las primeras experiencias en coches o en situaciones estresantes, como las que tienen que vivir tantos jóvenes, son poco adecuadas para iniciarse de forma satisfactoria en el placer sexual. Tanto para ellas como para ellos.

Autoestima y autoconcepto

Es importante la capacidad para sentirse cómoda con una misma. Un gran número de mujeres se sienten insatisfechas con alguna parte de su cuerpo y con frecuencia esas preocupaciones influyen en la manera de encontrarse con ellas mismas, en general y en cuanto seres sexuales, en particular. Aprender a entenderse y a tener influencia sobre el propio cuerpo permite empezar a disfrutar del sexo por el cúmulo de experiencias sensoriales y emocionales que puede proporcionar. Esto implica hacerse una misma responsable de su propia sexualidad.

Actitudes ante la sexualidad

Los valores relacionados con la sexualidad y afectividad transmitidos en el ambiente familiar pueden influir sobre la propia actitud hacia lo sexual. Es frecuente que la mujer crezca en una sociedad (como es la tradicional occidental y la de gran parte de los llamados países del tercer mundo) en la que el modelo de sexualidad no es respetuoso con la femenina. En algunos casos, la madre y las mujeres respetables aparecen como seres asexuados, cuando no claramente antisexuales.

Historia sexual y amorosa

Los sentimientos sobre las relaciones actuales o pasadas, tanto a nivel emocional como sexual, influyen en la vivencia orgásmica. Mujeres con dificultad para sentir orgasmos han tenido experiencias sexuales desagradables o poco estimulantes. Han podido vivir amores desgraciados, por lo que temen dejarse llevar y sentirse dependientes de la persona con la que comparten placer sexual, y que ésta les abandone y les haga sufrir.

Los sentimientos sobre las relaciones pasadas o actuales, tanto a nivel emocional o sexual, influyen en la vivencia orgásmica

Modelo inadecuado de relación sexual

Otra causa frecuente de anorgasmia son los patrones de relación sexual inadecuados. El modelo de relación donde apenas existen caricias y no hay preámbulo dificulta que la mujer esté suficientemente excitada para alcanzar el orgasmo. Por otro lado, ese tipo de encuentro termina cuando el hombre eyacula, que suele ser muy pronto, máxime si tampoco ha existido preámbulo. Así que es muy difícil, casi imposible, para la mujer tener un orgasmo en ese escenario. En esa situación la mujer se suele quedar, al principio de la relación, confundida, frustrada, incómoda y tensa. Y con el tiempo, si no ha sido capaz de modificar el panorama, la acumulación de frustración unida a la resignación la lleva a desear que él acabe cuanto antes y no la moleste más. Con el tiempo, esta anorgasmia se convierte de manera irremediable en falta de deseo.

Los miedos

Son tan variados que cada cual puede agregar el suyo, y son muy eficaces en inhibir el placer y bloquear la respuesta. El miedo al embarazo, miedo a ser sorprendida, miedo al dolor, desconfianza ante la pareja -en especial en las primeras relaciones-, miedo a quedar mal, vergüenza…

Aprender a tener orgasmos

Aprender a tener orgasmos o a tenerlos con mayor facilidad no es más que una parte de un proceso de evolución sexual que se prolonga durante toda la vida. Conocer el propio cuerpo y sus reacciones ayuda a tranquilizarse, pero saber qué falla o la causa que provoca la dificultad para alcanzar el orgasmo no es suficiente para producir un cambio. Este cambio es un proceso activo que implica, entre otras cosas, hacerse una misma responsable de su propia sexualidad.

El crecimiento sexual y el cultivo de una forma de expresión sexual más placentera, con pareja o sin ella, tienen que empezar por el conocimiento de una misma.

El tratamiento del orgasmo va encaminado a intervenir en las causas que mantienen la dificultad orgásmica. Buena parte de las anorgasmias tienen que ver con el desconocimiento del cuerpo y la falta de habilidad de la mujer para estimularse, por lo que la masturbación directa resulta muy efectiva para el tratamiento.

La mayoría de las mujeres que no orgasman no suelen presentar otros problemas sexuales y su falta de orgasmo es consecuencia de la escasa o nula educación sexual para el placer. Por eso, la autoayuda facilita que las mujeres que tienen dificultades o no puedan alcanzar el orgasmo.

Eyaculación precoz Alteraciones en el orgasmo

Junto con la disfunción eréctil, la eyaculación precoz (EP) es la queja masculina de naturaleza sexual más frecuente en consulta sexológica. Datos recogidos por Carrobles y Sanz (1991) muestran que la prevalencia oscila, según autores, entre el 15% y el 40% de la población masculina. Sin embargo, se ha detectado que en los últimos años la incidencia disminuye.

A qué llamamos eyaculación precoz

Se habla de eyaculación precoz cuando se produce una respuesta eyaculatoria ante una estimulación sexual mínima, antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y antes de que la persona lo desee, aunque en este punto hay que tener en cuenta que algunos hombres, en parte debido a escasa información sexual adecuada, tienen expectativas poco realistas sobre la respuesta eyaculatoria masculina. Los modelos de referencia que ofrece la pornografía son tan poco realistas como el amor romántico de algunas novelas.

En la respuesta eyaculatoria se deben tener en cuenta factores que influyen en la duración de la fase de excitación, como la edad -no es lo mismo la respuesta de un joven, mucho más rápida- la novedad -ante una pareja nueva se suele sumar el nerviosismo propio de la situación, con una mayor excitación por lo novedoso del estímulo, o la falta de costumbre si hace tiempo que no se han tenido relaciones sexuales, el umbral de excitación puede estar tan sensible que puede desencadenar una respuesta inversamente proporcional a las ganas que tiene el hombre de “quedar bien” y de disfrutar el momento. Por eso es muy importante considerar que una respuesta rápida, incluso ultrarrápida en esas circunstancias, no es más que una respuesta acorde a las circunstancias y no un problema sexual. Sin embargo, muchos hombres se sienten inseguros ante su respuesta fisiológica, sobre todo por la falsa creencia de que cuando el hombre eyacula se termina el acto amoroso. La vinculación del sexo de manera exclusiva con la reproducción es responsable de este malentendido. Si el hombre ya ha eyaculado parece que continuar el encuentro no tiene sentido. Esta falsa creencia ha hecho mucho daño a la relación de pareja, centrando el encuentro amoroso de manera exclusiva en el coito e instaurando su final en la eyaculación masculina.

Datos de Kinsey

En nuestra cultura, al menos hasta no hace muchos años, la concepción del placer era cosa exclusiva del varón y la sexualidad femenina estaba negada. En ese contexto, preocuparse por la precocidad de la eyaculación era insopechable. De hecho, en 1948 Kinsey encontró que tres cuartas partes de los varones casados estimaban que solían eyacular en los dos primeros minutos tras la penetración vaginal.

Definición de Masters y Johnson

En 1966, Masters y Johnson definen la eyaculación precoz como la “incapacidad para retrasar el reflejo eyaculatorio durante la penetración el tiempo suficiente como para satisfacer a su pareja en el 50% de las experiencias de coito”. Este aserto refleja una sutil modificación del punto de vista: “el placer de las mujeres es cosa de hombres”. Se generaliza así en la sociedad el reconocimiento de la sexualidad femenina. Aunque se mantiene el rol del varón como responsable del orgasmo de la mujer, paradójicamente de estrella de la actuación lo convierte en víctima indefensa. Es la época en la que se dicen frases del tipo “no hay mujeres frígidas sino hombres inexpertos”. Se abre la puerta para que legiones de hombres se sientan culpables, disfuncionales, enfermos en suma porque su pareja no alcanza el orgasmo durante el coito y, aún más terrible exigencia, no lo hace de manera simultánea con ellos.

Otras definiciones

Siguieron proponiéndose definiciones de eyaculación precoz basadas en criterios cuantitativos de mínimos. Se calculaba la duración mínima del coito, que había de oscilar entre 30 segundos y 2 minutos, o el número de movimientos pélvicos intravaginales preeyaculatorios, que debían ser entre 3 a 5 como mínimo para descartar la precocidad. Todos estos intentos de objetivar una definición de eyaculación precoz han sido estériles y en ocasiones han contribuido incluso a generar insatisfacción y frustración en buena parte de la población.

Aportaciones de Kaplan

En 1974 Kaplan percibió que una clave de la eyaculación precoz radicaba en la falta de percepción de las sensaciones eróticas una vez que el sujeto se siente intensamente excitado. Definió entonces la precocidad como aquella eyaculación en la que “el hombre es incapaz de ejercer un control voluntario sobre su reflejo eyaculador, con el resultado de que una vez está excitado sexualmente alcanza con mucha rapidez el orgasmo”. Esta definición supone que “el placer del varón es cosa del varón”. Si bien implica un progreso al resaltar que en la relación sexual el placer propio es responsabilidad personal de cada uno de los implicados. Esta definición fue interpretada de manera confusa por muchos profesionales de la salud como una descripción cuantitativa de máximos. Así, aún es posible encontrar profesionales que afirman que la duración del coito debe ser toda la que el hombre quiera, y que no siendo así, estamos ante un eyaculador precoz. De nuevo estamos ante la figura del sanador como paradójico generador de angustia y malestar.

Los factores psicológicos son los más frecuentes en el padecimiento de eyaculación precoz, por un aprendizaje anómalo de la sexualidad, por ansiedad o miedo

Kaplan, en la misma obra de 1974, contribuye a la evolución del concepto de precocidad sin pretenderlo de manera directa cuando afirma, en referencia a la sexualidad femenina, que el hecho de no tener orgasmos vaginales podría representar “una variante normal de la sexualidad femenina”. Tanto mujeres como varones pueden relajarse -y, por tanto, estar más cerca del placer- al no sentir la presión de una exigencia con frecuencia frustrante de orgasmo femenino coital.

En definitiva, sigue resultándonos útil la definición de Kaplan, “orgasmo o eyaculación antes de que la persona lo desee”, pero añadiendo, como matiz clarificador, algo que la propia Kaplan tuvo que aclarar en un texto dedicado a la eyaculación precoz (Kaplan, 1990). Así, como claves diagnósticas de precocidad utilizamos la frase “varón con ausencia de un razonable control de su reflejo eyaculatorio”. Con “razonable” subrayamos que estamos ante un problema pluricausal, de forma que se debe tener en cuenta, en cada caso, los factores que puedan estar incidiendo en la precocidad de la respuesta. Con todas estas consideraciones, la eyaculación precoz es un problema sexual que por lo general tiene un pronóstico muy favorable, sobre todo en hombres jóvenes. Es muy excepcional que el componente orgánico sea relevante. La inmensa mayoría de los casos son primarios y responden a causas psicológicas. Una buena parte de los casos de eyaculación precoz se pueden resolver o mejorar de manera notable con intervención sexológica adecuada.

Factores psicológicos

Los factores psicológicos son, sin lugar a dudas, los más frecuentes. Como se ha señalado, no es inhabitual en los jóvenes, si bien con el tiempo muchos van aprendiendo a realizar un razonable control de su eyaculación. Algunos de los factores psicológicos más comunes son:

Aprendizaje anómalo

Son frecuentes las historias de masturbación temprana seguida de culpabilidad; mensajes antisexuales en la infancia o expectativas exageradas. En ocasiones se han tenido primeras experiencias sexuales problemáticas, con prostitutas o en situaciones en las que la rapidez en el coito ha sido la pauta.

Ansiedad

Por tener una personalidad ansiosa. En algunos casos la eyaculación precoz viene dada por un grado de ansiedad importante propio de la personalidad ansiosa.

Asociada a la conducta sexual

Cuando la ansiedad se asocia a la conducta sexual puede aparecer la eyaculación precoz. Es muy frecuente en los jóvenes la inseguridad temprana en el papel sexual, sobre todo cuanto menor es su autoestima. Retroalimentan la ansiedad los sentimientos de vergüenza o culpa tras la experiencia reiterada de precocidad. Es un error frecuente pensar que se puede resolver la eyaculación precoz con ansiolíticos o anestésicos locales (asociados a condón, gel, crema, etc.) Algunos hombres emplean pensamientos distractores o llegan incluso a las autolesiones para distraer la atención. Estas prácticas están absolutamente contraindicadas y parten de un planteamiento equivocado, debido a que la actividad sexual requiere de la activación general. En la medida en que el hombre se va relajando o disminuye su percepción sensorial, se aleja de una eficaz disposición al placer sexual.

El sexo necesita la activación en nuestro sistema nervioso central de los circuitos ligados al placer y no la de los ligados al estrés o ansiedad, cuya puesta en marcha interfiere en los primeros. Esto ocurre en algunos casos en los que el miedo a experimentar la precocidad acaba descarrilando en algo peor, la disfunción eréctil.

Miedo

El miedo moviliza la ansiedad. Cualquier forma de miedo que se asocie al momento de la experiencia sexual puede actuar propiciando la precocidad. Pueden ser miedos profundos, al compromiso, a la intimidad o simplemente el miedo a volver a experimentar la precocidad, que lo lleva con frecuencia a convertirse en su propio espectador, auto examinándose desde muy pronto en el juego sexual, de forma que, sin pretenderlo, descarrila en la ansiedad por el rendimiento en lugar del placer. En ocasiones, el miedo juega un notable papel inhibidor que puede llevar a evitar los encuentros sexuales ante el sufrimiento que pueden suponer.

Factores orgánicos

Las causas devenidas por problemas orgánicos son excepcionales entre el conjunto de varones afectados por eyaculación precoz. Se trata de problemas urológicos o neurológicos. Se suelen dar cuando la eyaculación precoz es secundaria, es decir, surge tras un periodo de normalidad, entendida como de razonable control eyaculatorio.

En estos casos se puede deber a la presencia de procesos inflamatorios e infecciosos en la próstata y/o uretra. También neuropatías que afecten el reflejo orgásmico, periféricas, en médula espinal o en centros superiores pueden ser causas de cuadros de “incontinencia eyaculatoria” secundaria, que es posible encontrar en la esclerosis múltiple o en otros trastornos neurológicos degenerativos.

Tratamiento

Vamos a exponer los recursos utilizados de manera general en la terapia sexual de los problemas de eyaculación precoz.

Mejorar la comunicación de la pareja

Disponer de un lugar adecuado para mantener relaciones sexuales, de tiempo para la intimidad y de control conceptivo del acto, permite mejorar el ritmo de eyaculación

La pareja está afectada cuando está presente la eyaculación precoz. Es importante atender el malestar de la pareja, de ahí que con frecuencia no se entreviste únicamente al varón disfuncional. El mero hecho de citar a ambos en consulta para hablar de su preocupación suele ejercer un poderoso efecto que propicia la mejora de su comunicación. Otros aspectos que la entrevista con ambos miembros de la pareja permite explorar y que pueden ser determinantes para la intervención son la vulnerabilidad del hombre hacia la actitud de la pareja y, en suma, la situación de la misma: desde más o menos cómplice hasta grados importantes de hostilidad y conflicto, en los que la preocupación por la precocidad les permite no afrontar los verdaderos problemas entre ambos. Todo ello sin olvidar aspectos más elementales en apariencia, como la disposición de un lugar adecuado para mantener relaciones sexuales, disposición de tiempo para la intimidad como amantes, el miedo al embarazo o la decisión sobre método anticonceptivo a utilizar.

Prescripciones conductuales

Un recurso técnico frecuente en la intervención con disfunciones sexuales, también con la eyaculación precoz, es la llamada focalización sensorial. Estos ejercicios suelen corregir errores en los que cae la pareja disfuncional, como el juego erótico restringido y la evitación de las relaciones sexuales. En esencia consiste en plantear un programa de caricias a realizar en la intimidad, destinadas a conseguir que la pareja descubra claves para resolver el problema. Este programa suele incluir indicaciones tales como:

En las primeras fases, suele prohibirse el coito, para alejar la fuente de ansiedad sexual en la pareja. En su lugar, se van proponiendo, a modo de juegos, formas de acercamiento físico que progresan en cuanto al grado de genitalidad que comportan.

Siempre en función del caso, técnicas como la de parada-arranque. Al igual que ha podido hacer el varón a solas, cuando éste es estimulado por su pareja, deberá avisar cuando note que se aproxima al punto de no retorno, y ésta detendrá la estimulación. Esto se repite varias veces hasta que se permite liberar la eyaculación.

Pinzamiento

Una variante más severa y muy pocas veces necesaria consiste en detener la estimulación y además pinzar el glande, con lo que se interrumpe de manera drástica el progreso de la excitación. En estado de erección, el pinzamiento no es una maniobra dolorosa cuando se hace de manera adecuada. La técnica de parada-arranque mencionada suele ofrecer resultados equivalentes.

Prescripciones paradójicas

En alguna ocasión, ante varones con una precocidad recalcitrante, y siempre estando de acuerdo su pareja, se prescribe que a lo largo de un tiempo determinado, una semana por ejemplo, sea lo más precoz posible. Este tipo de prescripción planteada de forma adecuada puede desbloquear y hacer progresar de manera radical la situación clínica.

Tratamiento de causas psicológicas más profundas

Como el miedo al éxito romántico, el miedo al compromiso, el miedo a la intimidad, la ambivalencia ante la pareja, requieren de las estrategias y experiencia de un terapeuta sexual entrenado.

Recursos farmacológicos

La búsqueda del medicamento que resuelva el problema es la aspiración tanto del médico como del hombre que viene a consulta. Ahora bien, hay que aclarar que aunque existen fármacos que retardan el reflejo eyaculatorio, ningún fármaco cura la eyaculación precoz. Se trata por tanto de una manipulación farmacológica que de manera temporal puede resultarnos útil para retrasar la eyaculación, pero que se ha demostrado de escasa utilidad si no está integrada en un marco más amplio de tratamiento sexológico.

Si realizamos una exclusiva farmacoterapia de la eyaculación precoz, corremos el riesgo de recaída, aun habiendo obtenido una mejoría inicial de la situación, tanto por sensibilización y tolerancia al fármaco, como -sobre todo- por la persistencia de los factores psicógenos no tratados. De hecho, una cuestión pendiente en las publicaciones sobre tratamiento farmacológico exclusivo para retardar el orgasmo es cuándo y cómo terminarlo.

Eso no debe desanimar hacia su utilización, si bien para no desaprovechar buenos recursos es esencial, si se recurre a fármacos, integrarlos con acierto en una terapia sexual. No obstante, algunos hombres, los menos, sí pueden encontrar en el fármaco una solución a su preocupación cuando constatan de que disponen de un producto que pueden tomar el día que quieren tener la posibilidad de experimentar un incremento de su latencia eyaculatoria. En definitiva, es la atenta entrevista la que permitirá detectar si estamos ante un varón con estas características, para el que será suficiente recomendarle el fármaco para uso situacional.

Eyaculación retardada Alteraciones en el orgasmo

Este problema, mucho menos frecuente que la eyaculación precoz, se presenta clínicamente como su antítesis. Pese a que resulte difícil que buena parte de los varones lo contemplen como un problema, preocupados como están por su precocidad, entraña mayor trastorno que la eyaculación precoz. El hombre con eyaculación retardada suele presentarse con un componente de malestar mucho mayor que aquel aquejado de eyaculación precoz, y no es infrecuente que llegue a consulta inmerso en un incipiente cuadro depresivo. La eyaculación retardada se manifiesta con diferentes grados de severidad en cada hombre. Algunos sufren percibiendo que necesitan esforzarse para llegar a eyacular, manteniéndose en la duda sobre si lo lograrán en cada ocasión. Para otros ocurre que nunca pueden eyacular con el coito, e incluso ni siquiera ante su pareja, de forma que algunos lo hacen con posterioridad masturbándose. En casos más severos, el hombre llega a afirmar no haber eyaculado nunca o casi nunca. En el varón homosexual puede manifestarse desde retardo para eyacular en el coito anal u oral, hasta imposibilidad de eyacular con la pareja, con independencia del tipo de interacción sexual mantenida.

Evaluación diagnóstica

Así como en la eyaculación precoz al inicio de la entrevista centramos nuestra atención en determinar la existencia o no de verdadera eyaculación precoz, en la entrevista por eyaculación retardada el diagnóstico suele ser fácil e inmediato. La distinción entre etiología orgánica o psicógena del retardo eyaculatorio se demorará más. Si el retardo es situacional, es decir, no se presenta en todas las ocasiones en que el sujeto eyacula en sus relaciones sexuales o, cosa muy frecuente, no tiene ningún problema cuando se masturba, podemos descartar absolutamente las causas médicas, puesto que obedece a razones psicológicas.

Causas orgánicas

La eyaculación retardada aparece tras un periodo de normalidad eyaculatoria. En general es debido a:

  • Efectos adversos de fármacos que pueden devenir del tratamiento del problema inverso (la eyaculación precoz). Es el caso de psicofármacos; depresores centrales, como el alcohol; alfa-bloqueantes hipotensores; antiandrógenos.
  • Lesiones neurológicas: Lesiones medulares (tumores, traumatismos, esclerosis múltiple…), intervenciones tales como la simpatectomía lumbar; neuropatías consecuentes a alcoholismo, diabetes, uremia…

Causas psicológicas

El retardo eyaculatorio suele ser primario, es decir, el perfil más frecuente es el de un joven, con rasgos obsesivos de personalidad, que desde siempre ha venido experimentando el retraso o imposibilidad de eyacular durante el coito o ante cualquier forma de interacción sexual. Entre las causas psicológicas que llevan a la eyaculación retardada encontramos mecanismos conductuales como la auto-observación obsesiva o la atención desmesurada sobre la pareja sexual; factores relacionales como la ambivalencia hacia la pareja, y quizá frente a las mujeres en general, o causas psicológicas más profundas como miedo a la intimidad, temor al compromiso o conflicto con la orientación del deseo sexual, es decir, conflicto de aceptación de la homosexualidad.

Tratamiento

El tratamiento depende de la severidad del cuadro. Cuando la inhibición orgásmica no es muy severa y cursa con eventuales retardos eyaculatorios, pero finalmente el sujeto suele eyacular o lo hace con posterioridad a solas, suele ser suficiente aplicar una desensibilización sistemática en vivo. Consiste en establecer con el hombre una jerarquía de situaciones, desde la menos ansiógena hasta la más temida, por lo general la eyaculación intravaginal. Para ello, por ejemplo, se le propone al hombre que de manera paulatina vaya teniendo relaciones sexuales en las que irá eyaculando cada vez más próximo a su pareja: en la misma casa, en la misma habitación, en contacto físico con ella, que sea ella quien lo masturbe… hasta verificar que ya está listo para experimentar el coito sin presentar niveles de ansiedad paralizantes.

Eyaculación retrógrada

No expulsar semen al exterior no es preocupante siempre y cuando el paciente conozca que es debido a que padece eyaculación retrógrada

Se conoce así al orgasmo que no produce una expulsión de semen al exterior debido al reflujo del eyaculado a la vejiga. La extirpación de la próstata es la causa más frecuente de que esto ocurra. El hecho de no expulsar semen al exterior no es preocupante, siempre que el paciente esté informado de lo que le sucede, para que así no se extrañe y asuste, o dude sobre si la operación le ha dejado impotente. No eyacular al exterior no es una impotencia, la erección del pene no tiene por qué haberse perdido. De hecho, el eyaculado se produce y, si se observa al microscopio la orina recogida tras sentir el orgasmo, se aprecian los espermatozoides en ella. En definitiva, el hombre orgasma y eyacula, lo que ocurre es que no es al exterior donde se expulsa el semen, sino que refluye a su propia vejiga urinaria.

 

Fuente : Eroski Consumer.

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