Cuando el sexo sólo es dolor

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Cuando el sexo sólo es dolor.

La prevalencia del vaginismo se sitúa en un 5% de la población femenina. | El Mundo

Esos momentos de intimidad con la pareja, de caricias, palabras susurradas y besos, para un sector de la población femenina no significan el preludio de una relación placentera sino, todo lo contrario, una auténtica pesadilla.

 

Esta angustia responde, en la mayoría de los casos, a dos nombres: vaginismo y dispareunia. Dos trastornos que pueden llegar a ser muy dolorosos y que les impide mantener relaciones sexuales que impliquen el coito a aquellas que los padecen llegando, en algunas ocasiones, a tener tanto miedo al dolor que evitan todo contacto sexual con la pareja.

Vaginismo: no todo es orgánico

 

El vaginismo es una contracción involuntaria de la musculatura perineal y, por ende, de la vagina, que hace imposible el coito a pesar del deseo que pueda existir de penetración por parte de la mujer. “Sus causas responden a varios motivos. Por supuesto, puede haber un componente orgánico, como un himen hipertrófico, alteraciones inflamatorias, irritativas, radioterapia, medicamentosas, hormonales, endometriosis, cicatrices dolorosas o retráctiles y alteraciones de la piel de la vulva”, resume el doctor Navas. “Pero no podemos despreciar las causas psicológicas”, añade.

“En estos casos son importantes las causas predisponentes, como las actitudes erotofóbicas, que pueden variar desde el rechazo a la penetración, el temor al dolor, una educación restrictiva en asuntos sexuales o la religión. También hay causas mantenedoras, como la ansiedad o el estrés, dos factores a los que se podría atribuir el aumento del vaginismo en la actualidad y que actúan como círculo vicioso, ya que empeora las relaciones con la pareja si ésta no entiende la situación. También es importante la falta de información sexual recibida, el miedo a quedarse embarazada, haber sufrido abusos sexuales o un mal control del esfínter”,

Todas estas causas hacen que la prevalencia actual del vaginismo se sitúe aproximadamente en un 5%, porcentaje que se acentúa en las mujeres premenopáusicas y menopáusicas de entre 45 a 55 años. “Estadísticamente se ha estudiado que el 70% de las parejas demora entre uno a dos años el pedir algún tipo de ayuda; y el 30% acude después de cinco años de percatarse del problema”

El vaginismo primario, donde la mujer no ha podido ser penetrada ni en su primer intento ni más adelante, (que representa al 90% de las féminas que sufren este problema); y el secundario, donde esta patología se ha producido con el tiempo, en mujeres que disfrutaron de relaciones sexuales con coito pero que más tarde no han podido ser penetradas.

Dispareunia: la dificultad en el coito

 

Otro trastorno diferente, aunque a veces van relacionados, es la dispareunia, una patología que algunas veces se presenta primero para pasar más tarde dar lugar al vaginismo.

Según los especialistas, este problema es la tercera causa de consulta por disfunción sexual al ginecólogo y su promedio de aparición es de alrededor del 29%. “La dispareunia es el nombre que recibe el coito dificultoso o mal coito. Las mujeres que lo sufren relatan dolores genitales recurrentes o persistentes e intenso malestar. Se diferencia del vaginismo en que mientras que en este caso la penetración es dolorosa, en el anterior trastorno es prácticamente imposible“,

La principal causa de la dispareunia suele ser orgánica, “por ejemplo deformaciones o trastornos del introito vaginal, o entrada de la vagina, del útero, de las trompas de Falopio o de los ovarios. También puede producirse como consecuencia de infecciones vaginales o del clítoris, enfermedades de la uretra y del ano, malformaciones o cicatrices u otros problemas, aunque también puede deberse a causas psicosexuales”. En estos casos, los especialistas aseguran que su tratamiento es más complejo. “Si el problema está localizado, la solución pasa por corregir la causa. Normalmente, se aconseja a la paciente que se tome su tiempo en la lubricación y excitación previa, evitando ciertas posiciones que acentúen el dolor. Es normal indicar lubricantes acuosos locales, que deben ser usados después de un juego sexual previo adecuado y tras haber descartado otros factores etiológicos.

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