Infancia y crisis económica, el difícil equilibrio entre contar la verdad y evitar el sufrimiento

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Infancia y crisis económica, el difícil equilibrio entre contar la verdad y evitar el sufrimiento 

Padre e hijo

  • ¿Cómo explicar a un niño una situación de paro o desahucio?
  • Psicólogos y pedagogos coinciden en que lo mejor es que conozcan la realidad
  • Los más pequeños entenderán mejor a través del juego, la metáfora y el dibujo
  • Los adolescentes requieren mayor claridad y más implicación en la solución

En estos tiempos de crisis económica la realidad es muy cruda en muchas familias españolas y cabe hacerse varias preguntas: ¿Hay que evitar a los niños el sufrimiento de conocer toda la verdad?, ¿es posible mantenerlos ajenos a una situación de carencia económica?, ¿cómo alejarles del estrés y la ansiedad que supone una situación de crisis severa en una familia?

Todos los psicólogos y expertos consultados coinciden en que lo “mejor” es que los niños conozcan la realidad que les rodea, aunque la edad es relevante a la hora de explicar de un modo u otro una situación de recortes en el gasto familiar, de paro o de desahucio.

También destacan que hay que contar la realidad pero ofreciéndoles “seguridad, protección y la sensación de que a ellos no les va a pasar nada”.

“Con un niño de seis o siete años puede ser más efectivo contar lo que pasa a través del juego, la metáfora e incluso el dibujo. Cuando hablamos de preadolescentes o adolescentes la claridad debe ser absoluta aunque también debe llevar un mensaje de protección y esperanza. Eso siempre”, explica a RTVE.es el presidente de Psicólogos sin Fronteras, Guillermo Fouce.

“Hay que hacerles partícipes de la solución”

Evitar discutir de dinero delante de ellos, contestar a sus preguntas con naturalidad, no eludir hablar de los problemas e implicarles en la salida de la situación son algunos de los consejos que dan los profesionales para afrontar estas conversaciones con sus hijos.

El presidente de Psicólogos sin Fronteras asegura que los niños lo ven, lo entienden y se dan cuenta de todo, por lo que no compartir con ellos la verdad solo les puede llevar al miedo, la incomprensión, la inseguridad y, lo peor, la culpabilidad. “Ellos, desde muy pequeños, se sienten parte del problema, por lo que hay que hacerles rápido partícipes de la solución“, señala.

No solo les son más que familiares términos como crisis, paro, desahucio o recortes, que escuchan constantemente en los medios de comunicación sino que “perciben claramente que en casa pasa algo y que hay problemas”, asegura la vicepresidenta de Fedaia (Federación de Entidades de Atención a la Infancia y a la Adolescencia), Concepción Martínez.

“Cuando ven en la televisión que hay gente que muere tras un tifón o un tsunami, esa distancia les tranquiliza, pero son muy conscientes de que la crisis económica les rodea cada día y que la distancia entre tener casa y no tenerla a veces es muy corta“, afirma.

También hace hincapié en que a los niños más pequeños se les puede “engañar” y “maquillar la realidad” con más facilidad y relata cómo una niña de Girona, cuya familia atendía la federación, contaba a sus compañeros que su bocadillo era “mágico”. El bocadillo estaba vacío y la madre trataba de paliar esa carencia con imaginación. “El guión de un anuncio publicitario aquí ya lo habíamos visto hace tiempo”, lamenta.

Jerónimo Ugarte, pedagogo y tutor de la web Superpadres, asegura a RTVE.es que tampoco es bueno plantear la realidad “en toda su crudeza”. “Debe utilizarse un lenguaje fácil, sin dramatismos, y dejar muy claro que la situación es provisional y que “lo que está por venir siempre será mejor”, destaca. “Aunque eso a veces no se piense”, añade.

Resalta la “enorme capacidad de adaptación que tienen los niños” y asegura que comprenden “incluso mejor que los adultos” que “este año no hay vacaciones, no se puede comprar tanta ropa o en lugar de tres juguetes solo puede haber uno”.

El estrés y la ansiedad pasa de padres a hijos

Desde Fedaia se muestran preocupados ante situaciones que no solo implican recortes en el gasto sino traslados por un desahucio o carencias graves en la economía familiar. “En casos extremos es muy complicado que unos padres trasladen a sus hijos un mensaje positivo cuando ellos no ven esperanza y están al borde o ya han caido en la depresión”, explica su vicepresidenta.

Tanto la federación como Psicólogos sin Fronteras atienden a este tipo de familias porque en estos casos la ayuda externa es necesaria para dar a los padres herramientas y pautas que eviten trasladar el estrés y la ansiedad a los niños.

“En estas situaciones es casi inevitable llegar a la desesperación y esto hay que tratar de canalizarlo y no volcarlo en los pequeños”, pone de manifiesto el presidente de Psicólogos sin Fronteras, quien explica que han aumentado los casos de estrés entre niños muy pequeños. Le inquieta atender “con mayor frecuencia” a niños que dicen: “Estoy mal y todo va a ir mal y no sé por qué pasa esto”.

Cree que la implicación de los profesores para el bien de la infancia es “vital”. “Es muy importante que los niños con problemas en casa no sean señalados en el colegio. Se deben sentir muy acompañados y no diferentes”, explica Fouce.

El pedagogo Jerónimo Ugarte también dice que han aumentado las consultas de los padres sobre cómo explicar a sus hijos que las cosas han cambiado en casa “y no a mejor”.

El presidente del sindicato de profesores Anpe, Nicolás Fernández-Guisando, coincide en que la escuela debe ser el lugar donde también se sientan “iguales” además de “queridos, protegidos y ayudados”.

En este sentido, destaca la importancia de la labor de los tutores que “prepara y hace entender a los niños la realidad que están viviendo”. Eso ayuda para que el niño vuelva a casa con una actitud diferente ante las dificultades y de mayor colaboración con sus padres.

Cambio en los valores y la educación en el “no”

Todos los expertos, además, tratan de extraer algo positivo de esta situación: un cambio de valores en la infancia y la adolescencia.

Creen que tanto los que padecen la crisis como los que no, pero la ven de cerca, construirán una personalidad “más comprensiva, más solidaria y menos caprichosa”.

Coinciden en que ya son muchos los niños que se aplican ellos mismos los recortes y entienden cada vez con más facilidad que “más cantidad no tiene por qué ser mejor”, asegura Foucé, quien cree que comparten más que antes.

Ugarte explica que como pedagogo ha trabajado mucho con los niños en la “educación del no”. “A lo niños les cuesta mucho entender el ‘no’ y a veces les lleva a una frustración tremenda que es muy difícil de educar. Cuando no hay más opción que decir ‘no’ terminan por comprenderlo”, concluye.

En su opinión, una mayor tolerancia a recibir negativas como respuesta a la larga les hará mejor personas.

La vicepresidenta de Fedaia destaca que es una “oportunidad única de mejora” y de “cambio de valores”. “Hace años era difícil oir a un chaval decir que con unos pantalones tenía bastante. Cada vez lo oimos más”, asevera.

Por fin han comprendido, añade, que “vivíamos en una sociedad excesivamente consumista y basada en el derroche”.

Los profesores destacan como la imagen de un niño compartiendo su bocadillo en el recreo con su compañero es cada vez más habitual. Los expertos coinciden: “Es triste pero a la vez tremendamente esperanzador“.

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